Ante todo, ten paciencia:
¿Alguna vez has sentido que has recurrido a Dios con devoción y Él no
responde a tus oraciones? La respuesta a esa situación tiene que ver con
las experiencias de vida que Dios ha planeado para cada uno de nosotros y que
Él no debe eliminar de nuestro camino, pues nos privaría del aprendizaje y el
crecimiento personal y espiritual que debemos de afrontar.
¿Por qué pido a Dios y no recibo?
No
siempre lo que deseamos es lo que más nos conviene: Muchas veces
pedimos a Dios aquello que creemos que es lo más conveniente para nuestra vida,
pero ignoramos el tiempo de Dios y sus planes perfectos. Entrégale tu vida a
Dios con confianza, pídele que te lleve por el camino más conveniente y verás
que Él amorosamente te guiará hacia hermosas bendiciones. Puede ser que hoy no
comprendas muy bien lo que está pasando en tu vida, pero muy pronto todo habrá
de tener mucho sentido.
Si has pedido algo y no lo has recibido, puede ser
que a través de la experiencia de no obtenerlo hay un aprendizaje valioso: Imagina que
pides a Dios superar una prueba académica, pero al final repruebas. Es posible
que Tú necesites entender por medio de esa experiencia que debes esforzarte
más, ser más humilde, corregir algunas actitudes limitantes y así poder tener
mejores resultados en el futuro.
Ante todo, ten paciencia: muchas veces
cuando oramos, todos quisiéramos que las cosas sucedieran YA, pero muchas veces
no es así. Por eso debemos orar a Dios con devoción, confiar en que Él escucha
nuestras suplicas y tener fe, pues Dios es sabio, bueno y bondadoso y Él obrará
en tu vida en el momento justo, por las razones correctas.
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